La semana pasada unos amigos nos invitaron a cenar a su casa nueva. Cuando llegamos el sitio me pareció precio, una casa hermosísima, bastante amplia y por supuesto lo que enamoro fue el jardín, que preciosidad, todo ese especio para ti, sin tener que compartir con tus vecinos, una maravilla.
Hablando de todo un poco nos comentaron que estaban cansados de quitar malas hierbas, que siempre le salían en el mismo sitio y que no sabían que hacer. El problema estaba en la entrada de la casa, pues tenían un paseo con baldas de madera y entre ellas habían puesto piedras blancas, pero cada dos por tres le salían malas hierbas y ya no sabían que hacer para exterminarlas.
El secreto está en la sal, le dije. Si queréis terminar con malas hierbas coger agua y diluir bastante sal y luego regar con ese agua donde queramos que no nos salgan esa malas hierbas tan feas y dañinas.
¡¡¡ Ojo ¡!! Eso sí, no vuelven a salirte malas hierbas, pero tampoco volverá a salir nada más. Es decir al regar esa zona de tierra con agua, hemos matado todo el PH de la tierra y no habrá planta, ni flores, ni maleza que vuelvan a salir, así que cuidado con lo vayamos hacer.